martes, 30 de julio de 2013

Las exigencias para las personas obesas varían según la compañía

Hace algunas semanas, Samoa Air, una pequeña aerolínea de ese archipiélago de la Polinesia, anunció la creación de una clase “XL” para los pasajeros de “gran tamaño”, con filas de asientos extra anchos y rampas especiales para ayudarles a llegar a sus lugares en los aviones. Hace un año, comenzó a cobrar tarifas basadas en el peso, en lugar de un precio fijo. Samoa tiene una de las tasas más altas del mundo en materia de obesidad, según especifica la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En la Argentina, en cambio, las exigencias y requisitos para los viajes en avión de las personas con obesidad no son tan claras y varían según la compañía. Y es muy probable que, si no se realizan una serie de trámites en tiempo y forma, la aerolínea no les permita subir al avión.
De las que operan en el país, gracias a la firma de un acuerdo de mutua cooperación con el INADI, Aerolíneas Argentinas y Austral son las únicas que no cobran ningún tipo de recargo. Generalmente, se ubica a las personas con esta problemática en primera fila o en la salida de emergencia, donde es mayor la distancia entre asientos. Esta facilidad se aplica desde mayo de 2009 en los vuelos de cabotaje y desde noviembre de 2010 en los que tienen por destino a los países limítrofes, y se requiere reservas los asientos 48 horas antes y presentar un certificado médico.
Otras compañías, como KLM, Air France, LAN y Air Canada, cobran un “plus” por un asiento adicional, generalmente de 75% del valor total, que puede reembolsarse si en la sección en que viajaron había butacas vacías. Además, avisan en sus respectivas páginas de Internet que el pedido del extra seat debe hacerse con antelación y que su aprobación dependerá de la disponibilidad con la que cuente la compañía en esa fecha.
 
Fuente: Clarín / Viajes, de 28/7/13.