En la sección de cartas, un
lector de La Nación, Heriberto
Maruzza, sostiene que el aeroparque Jorge Newbery “representa, desde hace
décadas, un alto riesgo tanto para tripulaciones y pasajeros como para
automovilistas y transeúntes”. Y apunta que, según el contrato de concesión
original, debía ser reubicado dentro de los límites del aeropuerto de Ezeiza,
mediante la ampliación de las instalaciones existentes, en un plazo que
expiraba en 2005. En marzo de 2004, agrega, con el contrato vigente, se anunció
un plan de reestructuración para eliminar esos riesgos, que implicaría una
millonaria inversión a cargo de la Nación y la Ciudad.
Recuerda que, según decía el
diario en 2007, las obras para modificar el entorno llevaban una demora de tres
años. Y tras referir que el contrato original se mantuvo vigente hasta la
publicación del decreto 1799 en diciembre de ese mismo año, concluye: “A pesar
de que todos los contribuyentes debieron pagar por una megaobra en beneficio de
un particular, el nivel de riesgos operacionales del Aeroparque aún se mantiene
igual que 14 años atrás.”
Fuente: La
Nación, de 7/6/13.