martes, 18 de junio de 2013

La gestión de Aerolíneas apuesta a la integración turística, laboral y social

Un análisis publicado por Página 12 plantea que la nueva gestión estatal de Aerolíneas debe ser considerada como expresión de un modelo que apuesta a promover una red territorial más igualitaria e integrada y, en tal sentido, aparece como contracara del que regía mientras la compañía estuvo bajo la órbita privada.
La globalización —dice el texto— incrementa las necesidades de desplazamiento por vía aérea, inclusive al interior de un país, por razones turísticas, pero principalmente por laborales, culturales y sociales. En la Argentina, donde el costo del transporte terrestre ha subido de manera significativa, la gran limitación de la alternativa aérea ya no es tanto el valor del pasaje, como la posibilidad de alcanzar ciertos destinos, el “punto a punto” del viaje.
El modelo aerocomercial privado define rutas de vuelo por rentabilidad y no por necesidades sociales. Ninguna aerolínea privada apostaría a incentivar la conexión con un área deprimida esperando que así se levante en el futuro. Cuando estas políticas se ejecutaron por subvención estatal al privado, este último terminó embolsándose la subvención sin promover la conexión. En la Argentina, la llamada liberalización fue parte del vaciamiento de Aerolíneas, que la dejó fundida económica y financieramente y con una flota desmantelada operativamente.
Continúa diciendo la nota que, a cuatro años de su recuperación por el Estado, algunos resultados permiten sacar conclusiones sobre una gestión que apuesta a la recuperación de rutas y destinos abandonados o nunca atendidos y a incrementar la conectividad interprovincial para evitar el esquema que tiene a la Ciudad de Buenos Aires como único punto de partida.
Hoy existe en Córdoba un segundo punto de confluencias de vuelos, con el que se conectan diariamente los aeropuertos de Tucumán, Salta, Jujuy, Iguazú, Mendoza y Bariloche.
Se conformó un “corredor federal” que permite la interconexión directa entre los aeropuertos de Iguazú y Salta, de éste con Mendoza, de éste con Bariloche y El Calafate, y de este último con Ushuaia y Río Gallegos, que a su vez ya estaban interconectados con Comodoro Rivadavia y Bahía Blanca. Todo ello sin pasar por Buenos Aires.
Finalmente, se concretó la recuperación del denominado “corredor petrolero”, que interconecta Córdoba con Mendoza, éste con Neuquén, y este último con Comodoro Rivadavia. El circuito de vuelos diarios es utilizado no sólo por empresarios de la actividad sino también por trabajadores calificados que se desplazan semanalmente desde su provincia de residencia para trabajar en cercanías de alguno de los mencionados puntos.
El resultado de estas apuestas es que la ocupación de estos vuelos llegó, en pocos años, a una media de 70% a 75%. “Lo notable es que alcancemos tan alto índice de ocupación ampliando la cantidad de vuelos en rutas que no se consideraban rentables”, sostiene Mariano Recalde, titular de Aerolíneas, empresa que hoy controla 82% del mercado de cabotaje, contra 65% que tenía hace menos de una década. Lo hace con una flota totalmente renovada, con veinte naves Embraer E 190 y 26 Boeing 737 NG de última generación.
 
Fuente: Página 12, de 16/6/13.