martes, 21 de mayo de 2013

Los costos de rediseño de las aéreas implican inversiones muy altas

En los últimos años, las líneas aéreas protagonizaron fusiones, crecieron, cambiaron de manos o, simplemente, perduraron en un mapa turbulento y de equilibrios alterados, con regiones en despegue y otras en descenso. Distintas realidades demandaron, en no pocos casos, renovar estrategias de marca, en función de nuevas hojas de ruta. Gustavo Koniszczer, managing director de FutureBrand en el país, define este paso para crear o ajustar la percepción de la marca como “un hito en la vida comercial” de las empresas.

La consultora adquirió expertise en este campo a partir del diseño y rediseño de numerosas aerolíneas alrededor del mundo, como American Airlines, que presentó en enero su primer refresh general desde 1968. La oficina local tuvo a cargo el rebranding de Aerolíneas tras la estatización; la reinvención de la chilena LAN, cuando abandonó los localismos bajo un nombre común, y el surgimiento de BQB, la aerolínea de Buquebus.
“Las aerolíneas son un modelo ideal para ver el recorrido de los clientes (el customer journey) con la marca”, explica Koniszczer, en alusión al proceso por el cual los viajeros se enteran, accionan, experimentan y luego vuelven a vincularse tras el servicio. “El aeropuerto tiene varios puntos de contacto que las marcas tienen que aprovechar para construir imagen. Pero también las azafatas, los asientos, la revista, los elementos del catering. Todo forma parte de la experiencia de marca que es, a su vez, parte de un proceso creativo, relacionado con un plan estratégico”, señala.
Estimaciones indican que un proyecto de branding hecho por un grupo multidisciplinario, que contemple posicionamiento, definición verbal y visual, y detalles volcados en manuales de marca, podría rondar 1,5 millones de dólares. La implementación, en cambio, queda ligada al tamaño de la compañía. Pintar un avión, por ejemplo, podría demandar 100.000 dólares.
El rebranding de Aerolíneas Argentinas fue un caso especial. “Había que levantar un muerto y redignificar la imagen de la marca —recuerda Luis Rey, managing partner de FutureBrand—. Nos pidieron sacarla de lo político, recomponer el vínculo con el ser argentino y que llegue a sentirse como la aerolínea de bandera, orientada al bien público.” De esa usina de ideas surgió el eslogan “Alta en el cielo”, que acompaña las acciones de la compañía. “Aerolíneas había perdido funcionalidad, pero conservaba el amor por la marca. A pesar de todo, seguía siendo una love mark. Eso buscamos potenciar”, detalla Koniszczer.
 
Fuente: La Nación, de 19/5/13.