martes, 14 de mayo de 2013

Bombardier enfatiza el papel de la innovación y el cuidado del ambiente

Bombardier, una multinacional con 71.000 empleados, sede en Montreal e instalaciones en 24 países, está determinada a expandir su presencia en la aviación y los sistemas de transporte público en todo el mundo. Cuenta con varias plantas de producción en México y en 2011 anunció que la fabricación del fuselaje trasero de sus aviones Global 7000 y 8000 se haría en Querétaro. Pierre Beaudoin, que en 2008 sucedió a su padre como presidente ejecutivo de la compañía, enfatiza la importancia de invertir para proteger el medio ambiente argumentando que la mayor eficiencia de combustible y la reducción del ruido serán atributos cada vez más importantes para los aviones.
La empresa está compitiendo contra poderosos rivales de Estados Unidos y Europa. Eso está haciendo que le resulte más difícil encontrar clientes para su nueva serie C de aviones comerciales. Problemas técnicos han retrasado el lanzamiento de esa línea y de su nuevo avión regional, mercado en el que es un fuerte rival del fabricante brasileño Embraer.
Mientras, Bombardier trata de crecer en sectores como los monorrieles, trenes de alta velocidad y sistemas de señalización automatizados y está entusiasmada con la oportunidad de vender sus trenes en África y otras regiones.
En una entrevista reciente con The Wall Street Journal, Beaudoin dijo que las ventas y su propia atención se reparten por mitades entre el negocio de la aviación y el ferroviario, aunque reconoció que si piensa en las oportunidades globales se centra más en este último. Luego de afirmar que le gustan los “productos complejos”, subrayó la importancia de la innovación.
“Ahora, la gente espera un gran desempeño desde el inicio, en la primera entrega, por tanto tiene que hacer muchas pruebas antes. Esa es la parte que más me entusiasma de la serie C: la cantidad de pruebas que hemos hecho en tierra. Pero son productos complejos. Estamos juntando más de 100.000 piezas y tenemos que garantizar una confiabilidad perfecta desde el principio”, refirió Beaudoin.
Finalmente, y ante una pregunta sobre las lecciones que dejan los problemas con las baterías del Boeing 787, sostuvo: “Creo que habrá más colaboración entre los reguladores y los fabricantes para cerciorarse de que se hacen las preguntas correctas en el proceso de certificación [para aviones nuevos]. Invertimos miles de millones en desarrollar un avión, por tanto necesitamos asegurarnos de que el número correcto de personas del gobierno nos apoye en la certificación”.

Fuente: La Nación / The Wall Street Journal Americas, de 9/5/13.