Sin embargo, la cadena de valor
de esta fruta fina enfrenta varios desafíos; uno es la competencia de Chile, el
tercer productor mundial que vuelca al mercado global unas 90.000 toneladas
anuales. Otro factor es el logístico, ya que el arándano debe ingresar
rápidamente a la cadena de frío para llegar a los mercados del norte por vía
aérea. Y en este punto había un embudo, ya que los aviones que llevan la fruta
rumbo a Miami o Europa salían exclusivamente de Ezeiza.
“La situación era que el arándano
tenía que viajar 1.200 kilómetros hasta Buenos Aires, que además de un costo
logístico significativo implicaba más de un día de demora hasta que la fruta
pudiera salir hacia el exterior”, señala Fernando Martorell, funcionario del
Instituto de Desarrollo Productivo de Tucumán, una de las instituciones
involucradas en la construcción de una terminal de carga con cámara de frío en
el aeropuerto de Tucumán, un caso de sinergia público-privada que involucró a
la Secretaría de Desarrollo Regional y Agricultura Familiar (DRyAF) de la
Nación y la Asociación de Productores de Arándanos del NOA.
Para la construcción, la
Secretaría de DRyAF desembolsó 8,5 millones de pesos, que fueron ejecutados
desde la provincia, para emplazar una cámara de frío de 1.200 metros cuadrados,
con una precámara de 240 metros cuadrados y oficinas administrativas con otros
200 más, donde por ejemplo operan los técnicos de la autoridad sanitaria de los
Estados Unidos que certifican la calidad e inocuidad de los productos.
“Ahora, los productores de
arándano tienen un flete que como máximo es de 80 kilómetros entre la planta de
empaque y el aeropuerto. Además, a las 17:00 llega la fruta a la terminal y a
las 24:00 o a las 02:00 ya está despegando el avión”, dice Martorell.
Es que como hay una pista única,
las operaciones de carga se realizan durante la noche, cuando no operan los
aviones de pasajeros. Así y todo, hay una gran ventaja respecto de Ezeiza, ya
que a Tucumán arriban los aviones cargueros 777 o 747 con capacidad para 100
toneladas de mercadería, mientras que en Ezeiza, los envíos se hacían en
bodegas de aviones comunes.
Con la terminal formalmente
inaugurada por la Presidenta de la Nación a principios de octubre, esta campaña
salieron más de 3.200 toneladas de arándanos hacia el exterior, en 51 vuelos. “La
cámara nos permitió esta temporada y así será en el futuro operar en forma
ordenada y en mejores condiciones; en verdad en los últimos cinco años se venía
operando desde Tucumán, pero con un hangar como cámara provisoria”, explica
Luis D’Andrea, presidente de la Asociación de Productores de Arándanos de esa
provincia.
La magnitud del ahorro para los
productores es significativa. El valor de un camión con frío que transporta 20
pallets de 500 kilos cada uno supera 11.000 pesos para el trayecto
Tucumán-Ezeiza. Sólo en esta campaña, la posibilidad de contar con una terminal
significó un ahorro en torno de los 3,5 millones de pesos.
Sin embargo, el hecho de que la
tarifa de carga desde la provincia sea plana casi durante toda la temporada y
la de Ezeiza fluctúe según oferta y demanda, hace que eventualmente esta última
sea más económica en algún momento. Para D’Andrea, el mayor beneficio de la
nueva terminal es la reducción de los tiempos y la mejor calidad en el producto
exportado.
Con los arándanos, la terminal
solamente opera dos meses al año. Por eso “la idea es ampliar esta capacidad
logística a otras frutas de la región, como la frutilla, la palta, el kiwi,
semillas, flores e incluso carnes, cuyo destino es principalmente la Unión
Europea, para mantener ocupado durante más tiempo las instalaciones”, señalan
los técnicos de la Subsecretaría de Desarrollo Regional de la Nación
involucrados en el proyecto.
“Tucumán y la región tienen un
gran potencial para la producción de flores y creemos que a futuro esta
terminal sería un factor muy importante para el desarrollo de la actividad”,
señaló Martorell, que también apunta a la exportación de semillas de maíz,
producidas en la región en contraestación para el hemisferio norte.
Más allá del beneficio que supone
la nueva terminal, esta cadena de valor está viviendo una coyuntura compleja. “La
superficie de arándanos se está manteniendo, y si bien la producción está
creciendo, se debe principalmente a que las plantaciones están aumentando la
productividad”, señalan fuentes empresarias. Las razones del estancamiento de
las inversiones obedecen a la fuerte competencia que representa Chile y a la
falta de rentabilidad del cultivo, en una parte debido a los costos logísticos.
“La fruta de Concordia o de Tucumán tiene un flete hasta Ezeiza para poder
embarcarse, con lo cual poder evitarlo como es el caso de Tucumán es muy
beneficioso para la competitividad”, remarcan. “Incluso una zona privilegiada
para producir los berries es la
comarca andina, pero la falta de un aeropuerto que trabaja con carga en la zona
impide su desarrollo”, agregan.
“El eje de la intervención es la
preservación de las fuentes de trabajo y favorecer el proceso de desarrollo
local con inclusión”, afirma la ingeniera agrónoma Caria Campos Bilbao,
secretaria de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar dependiente del
Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. “Lo de Tucumán
surgió a fines de 2008 como una forma de respuesta a la crisis internacional
que estaba golpeando la economía tucumana, dejando mucha gente sin trabajo en
la producción de frutilla, que pudo reinsertarse en la producción de los
arándanos”, explica la funcionaria.
Fuente: El
Cronista / Infocampo, de 6/12/13.