martes, 10 de diciembre de 2013

La nueva terminal tucumana mejora las condiciones para la exportación

En el término de unos pocos años, la Argentina se convirtió en el cuarto productor mundial de arándanos, aunque con un volumen relativo pequeño (4%) pero fuertemente orientado a la exportación (98% de la producción). El origen del negocio tuvo que ver con la posibilidad de ingresar al mercado del hemisferio norte, básicamente los EE.UU., Canadá y Europa occidental, en contraestación, es decir cuando no hay cosechas en esos países. El sobreprecio pagado por los consumidores del norte volvía atractivo el negocio. Así, se desarrollaron en el país tres grandes áreas productivas: la región de Concordia (Entre Ríos), el NOA (mayormente Tucumán y Salta) y el nordeste de Buenos Aires (Baradero, San Pedro). Las exportaciones en los últimos años se han ubicado en torno de las 15.000 toneladas, que generan divisas por más de 110 millones de dólares.
Sin embargo, la cadena de valor de esta fruta fina enfrenta varios desafíos; uno es la competencia de Chile, el tercer productor mundial que vuelca al mercado global unas 90.000 toneladas anuales. Otro factor es el logístico, ya que el arándano debe ingresar rápidamente a la cadena de frío para llegar a los mercados del norte por vía aérea. Y en este punto había un embudo, ya que los aviones que llevan la fruta rumbo a Miami o Europa salían exclusivamente de Ezeiza.
“La situación era que el arándano tenía que viajar 1.200 kilómetros hasta Buenos Aires, que además de un costo logístico significativo implicaba más de un día de demora hasta que la fruta pudiera salir hacia el exterior”, señala Fernando Martorell, funcionario del Instituto de Desarrollo Productivo de Tucumán, una de las instituciones involucradas en la construcción de una terminal de carga con cámara de frío en el aeropuerto de Tucumán, un caso de sinergia público-privada que involucró a la Secretaría de Desarrollo Regional y Agricultura Familiar (DRyAF) de la Nación y la Asociación de Productores de Arándanos del NOA.
Para la construcción, la Secretaría de DRyAF desembolsó 8,5 millones de pesos, que fueron ejecutados desde la provincia, para emplazar una cámara de frío de 1.200 metros cuadrados, con una precámara de 240 metros cuadrados y oficinas administrativas con otros 200 más, donde por ejemplo operan los técnicos de la autoridad sanitaria de los Estados Unidos que certifican la calidad e inocuidad de los productos.
“Ahora, los productores de arándano tienen un flete que como máximo es de 80 kilómetros entre la planta de empaque y el aeropuerto. Además, a las 17:00 llega la fruta a la terminal y a las 24:00 o a las 02:00 ya está despegando el avión”, dice Martorell.
Es que como hay una pista única, las operaciones de carga se realizan durante la noche, cuando no operan los aviones de pasajeros. Así y todo, hay una gran ventaja respecto de Ezeiza, ya que a Tucumán arriban los aviones cargueros 777 o 747 con capacidad para 100 toneladas de mercadería, mientras que en Ezeiza, los envíos se hacían en bodegas de aviones comunes.
Con la terminal formalmente inaugurada por la Presidenta de la Nación a principios de octubre, esta campaña salieron más de 3.200 toneladas de arándanos hacia el exterior, en 51 vuelos. “La cámara nos permitió esta temporada y así será en el futuro operar en forma ordenada y en mejores condiciones; en verdad en los últimos cinco años se venía operando desde Tucumán, pero con un hangar como cámara provisoria”, explica Luis D’Andrea, presidente de la Asociación de Productores de Arándanos de esa provincia.
La magnitud del ahorro para los productores es significativa. El valor de un camión con frío que transporta 20 pallets de 500 kilos cada uno supera 11.000 pesos para el trayecto Tucumán-Ezeiza. Sólo en esta campaña, la posibilidad de contar con una terminal significó un ahorro en torno de los 3,5 millones de pesos.
Sin embargo, el hecho de que la tarifa de carga desde la provincia sea plana casi durante toda la temporada y la de Ezeiza fluctúe según oferta y demanda, hace que eventualmente esta última sea más económica en algún momento. Para D’Andrea, el mayor beneficio de la nueva terminal es la reducción de los tiempos y la mejor calidad en el producto exportado.
Con los arándanos, la terminal solamente opera dos meses al año. Por eso “la idea es ampliar esta capacidad logística a otras frutas de la región, como la frutilla, la palta, el kiwi, semillas, flores e incluso carnes, cuyo destino es principalmente la Unión Europea, para mantener ocupado durante más tiempo las instalaciones”, señalan los técnicos de la Subsecretaría de Desarrollo Regional de la Nación involucrados en el proyecto.
“Tucumán y la región tienen un gran potencial para la producción de flores y creemos que a futuro esta terminal sería un factor muy importante para el desarrollo de la actividad”, señaló Martorell, que también apunta a la exportación de semillas de maíz, producidas en la región en contraestación para el hemisferio norte.
Más allá del beneficio que supone la nueva terminal, esta cadena de valor está viviendo una coyuntura compleja. “La superficie de arándanos se está manteniendo, y si bien la producción está creciendo, se debe principalmente a que las plantaciones están aumentando la productividad”, señalan fuentes empresarias. Las razones del estancamiento de las inversiones obedecen a la fuerte competencia que representa Chile y a la falta de rentabilidad del cultivo, en una parte debido a los costos logísticos. “La fruta de Concordia o de Tucumán tiene un flete hasta Ezeiza para poder embarcarse, con lo cual poder evitarlo como es el caso de Tucumán es muy beneficioso para la competitividad”, remarcan. “Incluso una zona privilegiada para producir los berries es la comarca andina, pero la falta de un aeropuerto que trabaja con carga en la zona impide su desarrollo”, agregan.
“El eje de la intervención es la preservación de las fuentes de trabajo y favorecer el proceso de desarrollo local con inclusión”, afirma la ingeniera agrónoma Caria Campos Bilbao, secretaria de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar dependiente del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. “Lo de Tucumán surgió a fines de 2008 como una forma de respuesta a la crisis internacional que estaba golpeando la economía tucumana, dejando mucha gente sin trabajo en la producción de frutilla, que pudo reinsertarse en la producción de los arándanos”, explica la funcionaria.
 
Fuente: El Cronista / Infocampo, de 6/12/13.