Cuando los bomberos ya habían logrado sofocar la parte más peligrosa del incendio, cercana a la planta de combustible —dice el diario— las llamas comenzaron a arder en el sector norte de la pista. El fuego era tan intenso que podía observarse desde la playa de estacionamiento. Con todo, pudo ser controlado hacia la noche, cuando el jefe del aeropuerto, Marcelo Persia, confirmó que la pista estaba operable.
Ese mismo día, la quema afectó a unos 150 vecinos de cuatro barrios, que debieron ser evacuados y asistidos en el hospital local, aunque ninguno quedó internado.
Dos días después de los incidentes, La Gaceta hace un resumen de los hechos y concluye: “Resulta incomprensible que nunca se identifique fehacientemente a los responsables de los incendios y se los sancione, pese a que a menudo es fácil ubicarlos, como el caso del tractorista de Simoca que hace dos meses quemó su propio vehículo al iniciar el fuego en el cañaveral. Queda la sensación de que no hay decisión de las autoridades de actuar contra los que provocan el fuego. En esta inercia acaso haya quienes tengan una pequeña ganancia, pero a la larga o a la corta pierde la sociedad en su conjunto.”
Fuente: La Gaceta (Tucumán), de 10 y 11/9/13.