“En vuelo es como un avión muy
lento, al despegar y al aterrizar se parece más a un helicóptero, pero en
conjunto es similar a un barco”, explicó el piloto. Sobrevolar la capital
francesa está prohibido por razones de seguridad, pero Airship Paris espera
obtener permisos del Ejército para acercarse aún más a una de las ciudades más
visitadas del mundo. Los dirigibles cayeron en desuso ante el auge de los
aviones comerciales, después de las grandes guerras y tras el accidente que el
zepelín Hindenburg sufrió en Nueva York en 1937, cuando el hidrógeno que le
hacía volar se incendió y causó la muerte de 35 personas. Los zepelines
mantienen el mismo principio para volar que sus ancestros, que pasa por llenar
su estructura con un gas más ligero que el aire, pero ahora se utiliza helio,
un compuesto no inflamable. Además, ya no se forra el aparato con los
peligrosos materiales de antaño.
Fuente: Ámbito
del Placer, de 13/9/13.