martes, 23 de abril de 2013

La Terminal 2 de Hongqiao es testimonio de las ambiciones de China

La Terminal 2 del aeropuerto Hongqiao de Shanghái, que fue construida en 32 meses con extraordinario apoyo gubernamental e inició sus operaciones hace tres años, es testimonio de las ambiciones económicas de China y de su singular enfoque al desarrollo de infraestructura. Los pasajeros avanzan rápidamente en bandas transportadoras a través de una terminal iluminada y espaciosa que tiene salas elegantes, conexión Wi-Fi gratuita, controles de seguridad expeditos y un sistema eficiente para el manejo de equipaje.
Hongqiao es parte de un núcleo de transportación que conecta a la terminal aérea con autobuses, plataformas del metro y una red de trenes de alta velocidad. China está acelerando el desarrollo de sus viajes aéreos, con planes para construir casi 100 aeropuertos más para 2015. Se anticipa que muchos de ellos perderán dinero, pero eso no ha detenido al gobierno, que considera que la expansión de la infraestructura es vital para el desarrollo económico.
El año pasado, el aeropuerto internacional de Beijing atendió a 81 millones de pasajeros, en comparación con 27 millones en 2002. Este año, podría superar al de Atlanta, para convertirse en el de mayor actividad en el mundo. Pudong, el otro aeropuerto de Shanghái —que está a 40 kilómetros al este de Hongqiao— tiene tantos vuelos que planea añadir una cuarta y quinta pistas.
Sin embargo, no está claro si China tiene lecciones que enseñarle o no a otros lugares sobre el desarrollo aeroportuario, dicen los analistas. La Terminal 2 de Hongqiao es uno de esos desarrollos que “sólo en China podría ocurrir”. Con la Terminal 1 congestionada, la ciudad anunció planes en 2006 para un nuevo centro de transporte que cubriría 26 kilómetros cuadrados, un proyecto que probablemente será el centro de transporte más grande del mundo, con casi 1,1 millones de pasajeros por día, cuando quede terminado.
Para construirlo, el gobierno municipal reubicó a 10.000 residentes de terrenos al oeste de Hongqiao, al construirles departamentos ahí cerca. Debido a que el Estado es dueño de toda la tierra en China, los gobiernos locales y urbanizadores con frecuencia se benefician de los costos de urbanización más bajos. “Sólo China puede lograr la reubicación y la adquisición de terrenos de este tamaño”, dijo Cao Longjin, gerente general de Shanghai Rainbow Investments, una compañía paraestatal que ayudó a desarrollar el centro.
Los costos de construcción también fueron menores. Los expertos señalan que eso es más fácil en China, donde las agendas de construcción agresivas son típicas. Muchos proyectos en China instituyen una agenda de trabajo de 24 horas al día, los siete días a la semana.
En su interior, la Terminal 2 fue acondicionada con tiendas de lujo, un área para compras libres de impuestos y espacios de oficina en renta. Un centro comercial que conecta a la estación de tren con la terminal ha visto un lento desarrollo. Sin embargo, el gobierno dice que la terminal es rentable.
Hay preocupación entre algunos analistas de que el programa de aeropuertos de China sea excesivo y que el tren de alta velocidad del país posiblemente erosione la rentabilidad de los aeropuertos. Sin embargo, Liu Wujun, director técnico de la Autoridad de Aeropuertos de Shanghai, bromeó al respecto y dijo: “La diferencia entre China y Estados Unidos es que en Estados Unidos el gobierno administra las partes no lucrativas de un aeropuerto y le da las partes rentables al sector privado”, dijo. “La forma de Estados Unidos es más socialista y la china, más capitalista”.

Fuente: Clarín / The New York Times, de 20/4/13.